ENTREVISTA A CLOTILDE SARRIÓ: ¿CUÁL ES EL EFECTO DE LOS DIBUJOS ANIMADOS EN NIÑOS?

Padres y educadores debemos saber que el efecto de los dibujos animados en niños no es inocuo

 

Con las vacaciones y el tiempo libre, se espera que los niños aumenten su tiempo viendo la televisión, u otros dispositivos donde cuentan con su propia “tele a la carta”.  Se acercan horas de exposición a películas, series, y dibujos animados. Estos últimos, si bien parecen inofensivos, no siempre lo son.  Además, generan en ellos una influencia tanto comportamental como emocional no siempre positiva.

 

Para conocer el efecto de los dibujos animados en niños entrevistamos a la terapeuta Clotilde Sarrió, de Terapia Gestalt Valencia.

 

-¿Qué papel tienen en su educación y cuál es el efecto de los dibujos animados en niños?

 

Hay una tendencia defensiva por parte de muchos padres, a considerar que los dibujos animados “no tienen nada de malo” y dar por supuesto que “están supervisados por un equipo de psicólogos y guionistas especializados”, y que por ello carecen de peligro alguno para sus hijos. Sin embargo, la práctica demuestra que la violencia en los dibujos animados (al igual que en muchos programas de televisión que un niño nunca debería ver) es tan frecuente como preocupante. Un tiempo excesivo del niño ante la pantalla de TV o el monitor del ordenador puede enseñarle que el modo de resolver ciertos problemas en la vida real es hacer las cosas tal cual actúan los superhéroes y aquellas actuaciones fantásticas que el niño asimila como superpoderes.La identificación con protagonistas de los dibujos lleva consigo una mimetización tal que les impele, ya no a vestir como sus referentes (pijamas, disfraces…) sino actuar bajo la consigna de “lo que puede hacer mi héroe también lo puedo hacer yo”.

 

Existe cierto debate sobre el papel de los superhéroes en cuanto al bullying. Aunque suelen estar del lado de los buenos y suelen proteger a las víctimas, muchas veces ejercen también comportamientos abusivos que se deben detectar en el aula con algún test de acoso escolar.
-¿Cuánto tiempo de dibujos diarios podría ser recomendable?

 

Recientes estudios demuestran que el promedio de tiempo que los niños españoles —de entre cuatro y doce años— pasan delante de la televisión, es de dos horas y media al día. En otros países como EE.UU. la cifra es aun más alarmante ya que fluctúa entre las tres y las cuatro horas.  Si bien no hay un consenso acerca del tiempo que un niño puede ver dibujos animados (o televisión en general) sin que le ocasione perjuicios, lo ideal sería que nunca rebasara los sesenta minutos diarios.

 

 

-¿Cuáles podrían ser las consecuencias de una exposición mayor?

 

Una excesiva exposición al visionado de dibujos animados puede ser fuente de ansiedad en el niño, mermar su capacidad creativa, fomentar la agresividad y alentarle a buscar emociones y sensaciones potencialmente peligrosas para su integridad física y su salud mental.

 

Emocionalmente, lo que le llega al niño a través de la pantalla no suelen ser sensaciones positivas y productivas (pese a la aparente gratificación que les suponer disfrutar con las aventuras de sus héroes), sino más bien sentimientos del tipo pena o rabia, intensos sobre todo cuando finaliza un episodio y el niño se ve forzado a regresar  al mundo real y afrontar sus obligaciones de cada día.

 

Llama la atención que la tendencia natural de los niños cuando se juntan, no es la de sentarse a ver dibujos en televisión sino mas bien jugar llevando a cabo actividades colaborativas. Lo habitual es que la televisión se disfrute más en solitario y que cuando se incorporan uno o más iguales, se prescinda de la tele y para iniciar un juego participativo en lugar de compartir pasivamente los dibujos animados como único foco de atención.

 

Es muy probable que cuando un niño ve demasiada televisión en su entorno doméstico, le cueste interactuar con sus compañeros en la escuela y que presente problemas de aprendizaje, debido a que las horas dedicadas a ver televisión se restan a las de la lectura, el estudio o cualquier otra actividad que ejercite la mente y la creatividad.

 

Los dibujos animados predisponen a una pasividad cognitiva que merma la habilidad para concentrarse e incorporar nuevos contenidos al bagaje de conocimientos del niño.

Es importante que los niños salgan a jugar fuera de casa, se muevan y hagan ejercicio

«Es función de los padres supervisar y reducir el tiempo que el niño está delante de la pantalla, incentivándole a que acometa actividades menos pasivas e interiorizar que los personajes a los que admira no son seres reales».

 

 

-¿Los dibujos ayudan a desarrollar la empatía en el niño o, por el contrario, impiden que se desarrolle en contextos reales?

 

Los niños comienzan a desarrollar muy precozmente su capacidad empática, y ésta puede ser mucho más veraz y espontánea que en la mayoría de los adultos. Y aunque los dibujos animados pueden ayudar a desarrollar la empatía en los niños, también pueden  dificultar que se desarrolle en contextos reales. Todo estará en función de que el tipo de dibujos que se le ofrezca al niño (la temática de la historia, la dinámica de interrelación entre los protagonistas…) y de que sean o no adecuados para su tramo de edad.

 

En relación a la empatía, viendo ciertos dibujos animados, algunos  niños pueden manifestar reacciones de llanto por angustia empática, mientras que antes de los dos años lo que se suele manifestarse es llanto por contagio al ver llorar a otro niño.  Una trama argumental que fomente emocionalmente una respuesta de llanto empático, no tiene porqué ser perjudicial para el niño, sin embargo, forzar la sensibilidad infantil más allá del límite del sufrimiento sí que podría ser cruel y no aportar nada positivo a la evolución de su afectividad.

 

-¿Cómo afectan los dibujos a las emociones?  ¿Cómo puede ser bueno para un niño ver “dramones” tipo Marco o la muerte de la madre de Bambi?  ¿En qué les ayuda?

 

Es habitual que un niño sufra cuando le suceda algo malo a uno de los padres del protagonista de los dibujos o la película que está viendo, por ejemplo la separación y aun más la muerte. Dos ejemplos son la muerte de la madre de Bambi o la cruel separación de  Dumbo de su progenitora. También la muerte de un niño en la pantalla promueve un terrible dolor a los más pequeños que aun no tienen sentido de su propia mortalidad. Las consecuencias emocionales de estas situaciones pueden ser traumatizantes. Igualmente sucede cuando un niño contempla en la pantalla la muerte de un animal inocente, sobre todo aquellos niños que tienen mascota y especialmente un perro.

 

Si bien los niños más mayores pueden comprender hasta cierto punto la muerte y las pérdidas por separación, también están expuestos a sufrir al ver escenas que produzcan miedo, situaciones violentas, secuestros, y todas aquellas dotadas de una carga emotiva lo suficientemente intensa para afectarles emocionalmente, provocarles miedo a sufrir o bien contemplar la muerte como un castigo. Es estos casos es muy importante que los padres estén alerta y dispuestos a aclarar al niño todas sus dudas, responder a sus preguntas y negociar hábilmente para evitar que su hijo vea una película para la que aun no está lo suficientemente maduro.

 

-¿Lo grosero y lo grotesco en qué convienen a los niños? (pedos, culos, vocabulario informal, gamberradas…)

 

El mero hecho de que una serie televisiva esté producida en formato de dibujos, no la convierte en recomendable para consumo de los niños, un error en el que muchos padres incurren al permitir ver a sus hijos dibujos de su nulo contenido educativo sino y temáticas e ingredientes —por ejemplo, incitación a la violencia— que el niño no está maduro para asimilar.En primer lugar deberíamos considerar que, aunque  existe una gran variedad de dibujos animados, no todos están indicados para un público infantil ni son adecuados para niños aunque se publiciten como destinado a ellos.

 

Aunque  existe una gran variedad de dibujos animados, no todos están indicados para un público infantil ni son adecuados para ellos

 

Por poner un ejemplo, no considero recomendable para los más pequeños la serie Bob Esponja, no sólo por su humor negro —imposible de entender a estas edades— sino por las ideas absurdas que propone y llevan a cabo los  protagonistas (por ejemplo, en un el capítulo se aconseja meter los pies en aceite hirviendo para curar un resfriado).  Y otro ejemplo más lo encontramos en la permisividad con que muchos padres permiten a sus hijos ver Los Simpson, una serie no debería autorizarse para menores de 12-14 años por los comportamientos absurdos o violentos que exhiben los personajes y lo excesivamente marcados que están los roles de género.

 

 -¿Qué pesan más, los personajes o las historias?

 

Tanto los personajes —y sus rasgos caracterológicos y comportamentales— como las historias son importantes, sobre todo en la medida en que inciten al niño a equiparar la realidad con la ficción.

 

 

-¿Qué sucede cuando alguno de los personajes tiene una psicopatología o desorden psicológico (ejemplo es evitativo o inseguro como Charlie Brown o agresivo como Homer Simpson)?  ¿Debemos, en este caso tomar alguna precaución los padres?

 

Tanto en los dibujos animados como en el mundo real, es posible encontrar a personajes con síntomas compatibles con ciertos trastornos psicológicos.

 

En el personaje de Charlie Brown se percibe una clara un trastorno de la personalidad por evitación. Se trata de un desorden consistente en una  inhibición social (más o menos completa, más o menos invalidante) asociada a una hipersensibilidad a la crítica negativa, miedo intenso al rechazo y una gran carga de ansiedad.

 

Homer Simpson presenta crisis explosivas de carácter recurrente e intermitente, u comportamiento propio de las personas incapaces de controlar sus impulsos violentos que, tras sufrir uno de sus episodios, se desinflan como un globo y dan muestras de vergüenza y arrepentimiento.

 

Bob Esponja es otro caso digno de mención que se ha relacionado con el Síndrome de Williams, un proceso caracterizado por una aparente falta de inhibición social, tendencia a utilizar en demasía el habla (que es muy rica en descripciones emocionales), utilizar vocablos poco usuales y manifestar cierta deficiencia intelectual así como una personalidad es excesivamente amigable, desinhibida, entusiasta y propensa a seguir las iniciativas del grupo al que se pertenece.

 

Citaré como último ejemplo a Igor  (de Winnie the Pooh) , personaje con signos subjetivos de un trastorno afectivo conocido como distimia (personas sombrías y poco propensas a disfrutar y a sentir alegría, críticas y quejumbrosas, desinteresadas por los quehaceres cotidianos, desesperanzadas y con una baja autoestima).

 

-¿Crees que los dibujos transmiten mensajes subliminales? 

 

Un mensaje subliminal es una señal diseñada para pasar por debajo de los límites (sub-límite) normales de la percepción, por ejemplo, un mensaje contenido en una canción que sea inaudible para la mente consciente pero si perceptible para inconsciente; o una imagen transmitida de un modo tan breve (una décima de segundo) que pase desapercibida para la consciencia pero no para el inconsciente.Estos mensajes pueden abarcar desde simples consignas comerciales para inducir el consumo, hasta mensajes que pueden cambiar la actitud de un individuo.

 

Series como Rick and Morty, Family Guy, (Des)encanto o Big Mouth son algunos ejemplos de dibujos para adultos ofrecidos en las plataformas de series como Netflix.

 

Unos dibujos animados aparentemente inofensivos pueden contener mensajes subliminales que influyan en conceptos y estereotipos referentes a sexualidad, violencia o xenofobia.

 

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