Interacción

A nivel biológico, los humanos somos “animales sociales”.  En nuestra naturaleza está el buscar el apoyo de nuestros congéneres, el comunicarnos y el formar alianzas y grupos a través de la interacción entre personas.

 

 

La relación entre los individuos tiene lugar a través de su interacción social, que sucede desde el momento en que nacemos.  A partir de ella iremos encontrando nuestro sitio en la sociedad y generando influencia social en nuestro entorno.  Existe una interdependencia entre el individuo y el resto de los miembros del grupo del que forma parte.

 

La interacción o interacciones sociales son esos lazos que unen al individuo a otros sujetos y sirven para generar los grupos desde la infancia.

 

Después de la familia, el entorno escolar es el contexto más importante en el que los niños generan interacción.

 

 

Estos lazos o relaciones entre personas son necesarios para vivir en sociedad. Dentro del grupo y el proceso de interacción, la persona encontrará mucho más que la mera comunicación.  De hecho, las variables afectivas como el amor y la amistad cobran un papel fundamental para la supervivencia. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en los famosos experimentos de Rene Spitz llevados a cabo en la década de los años 40.

El psicoanalista austríaco descubrió el Síndrome del Hospitalismo, también conocido como depresión anaclítica.

 

Desde que nacemos necesitamos relaciones de afecto y no sólo de cuidados. Los bebés que no reciben la suficiente atención pueden enfermar hasta morir

 

 

El Síndrome de Hospitalismo afecta a los bebés separados abruptamente de sus madres dentro de su primer año de vida.  Spitz observó que las criaturas que no recibían la suficiente interacción afectiva, sino sólo cuidados higiénicos y alimenticios, enfermaban, quedándose como aletargados, y sin presentar los movimientos y gestos esperables en su edad y periodo evolutivo.  Si no se ponía remedio, algo propio de los orfanatos y los hospicios, los bebés podían llegar a morir.

 

La interacción social positiva es especialmente necesaria en la infancia y adolescencia.  En edades tempranas, los niños necesitan amigos para tener seguridad en sí mismos y desarrollar su potencial.

 

 

¿Qué obtenemos de la interacción social?

 

 

Las relaciones sociales positivas generadas en la interacción proporcionan seguridad al individuo y posibilitan el desarrollo cognitivo y su inteligencia mental y emocional. Sin embargo, no todas las relaciones o lazos sociales son positivas.

 

 

Tipos de interacción

 

 

-La interacción social conjuntiva implica relaciones positivas por las que los individuos se atraen entre sí.  En ella se generan lazos de amistad, cooperación y resolución de conflictos a través de la conciliación y solidaridad.

 

 

-La interacción social disyuntiva conlleva relaciones negativas por las que los individuos, lejos de atraerse, se enemistan.  En ella se expresan mecanismos negativos como el odio y la hostilidad  El resultado es el distanciamiento de ciertas personas respecto al grupo, algo que termina afectando al conjunto de los individuos:  Lejos de propiciarse el trabajo en equipo y la consecución de objetivos, se pierden las energías en dañar a ciertos miembros.

 

 

¿Cómo medir las interacciones sociales?

 

 

Para comprobar en cómo son las relaciones o lazos sociales dentro de un grupo se puede aplicar un sociograma.  A través de un test sociométrico descubriremos tanto las afinidades sociales como las antipatías entre los miembros.  Descubrir estas relaciones es especialmente importante en el contexto del colegio para destapar casos existentes de acoso escolar o niños en riesgo de exclusión.  Para conseguirlo será útil aplicar un sociograma infantil.

 

Buddytool es un test sociométrico en forma de videojuego de sencilla aplicación en grupo para descubrir las simpatías y antipatías sociales entre los niños

 

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