MITOS SOBRE EL ACOSO ESCOLAR

Existen muchas ideas falaces y mitos sobre el acoso escolar que afectan a su comprensión y erradicación

 

Creemos saberlo casi todo sobre el bullying, pero si supiéramos tanto, no sería un mal tan frecuentemente común en los colegios.   Lo cierto es que apenas comenzamos a reconocer su existencia como un mal endémico de los escolares.  Todo gracias a la denuncia de los afectados y de la condena social presente cada día en los medios de comunicación.  Pero queda mucho por hacer, y entre los primeros pasos está el desmontar algunos mitos sobre el acoso escolar.

 

Los mitos sobre el acoso escolar se dan tanto en casa como en los colegios

 

  1. Todos los niños víctimas del acoso escolar son iguales

 

Se tiende a pensar que las víctimas son niños débiles o raros, pero en realidad cualquier menor puede ser sometido a un acoso escolar sistemático, vía presencial o a través de internet con el ciberacoso.  Incluso el niño o niña más popular, simplemente por poner una foto inapropiada en redes sociales, puede ser pasto posterior del hostigamiento por parte de sus iguales.  Otro ejemplo es cuando alguien postea una foto en redes de carácter sexual de una niña, y a partir de ese momento empieza a ser acosada.

 

Las víctimas del acoso escolar tienen algunas características en común, pero le puede pasar a cualquier niño.

 

  1. Todos los acosadores son iguales

 

Al igual que sucede con las víctimas, el niño bully o abusón presenta un cierto patrón común, pero puede tener diversas motivaciones y no responde a un único tipo de personalidad.  Algunos cometerán abuso simplemente “porque pueden”, pero otros lo harán por haberlo padecido ellos mismos.  Lo más frecuente será hacerlo  para escalar socialmente entre los compañeros.

El acosador es el que “elige” a la víctima, y no necesariamente porque esta tenga “personalidad frágil” o alguna debilidad. Su criterio puede ser arbitrario.  Por eso conviene aplicar un test sociométrico en el aula para que los casos de abuso salgan a la luz.  Más información, aquí.

 

      3. El acoso escolar hace más fuerte

 

La idea de que los niños tienen que aprender a defenderse es, a priori, acertada.  Pero normalmente viene de la mano de pensar que recibir palos en la vida es conveniente para aprender.  Una cosa es aprender a gestionar la frustración y otra encontrar algo positivo en el abuso.  No es cierto que el acoso haga más fuerte, porque precisamente debilita al niño y lo deja al límite de su autoestima.

 

    4. El abuso es sobre todo físico

 

Aunque existe un tipo de acoso escolar basado en la lesión física, no es, ni de lejos, el tipo de bullying más frecuente.  Existen muchas formas de violencia escolar, siendo precisamente el bullying verbal el más frecuente.  Sin olvidar tampoco que, en nuestros días, el ciberbullying constituye también una manera de acosar en la que no interviene las manos.

Los acosadores procuran actuar sin testigos adultos, por lo que el bullying puede permanecer fácilmente oculto para los profesores y personal escolar.  Por esta razón, cada vez más colegios optan por protocolos fiables de identificación del acoso escolar.

 

    5. Si existe acoso escolar, nos enteraremos

 

Lamentablemente los niños suelen ser bastante herméticos a la hora de denunciar que están siendo acosados.  Según denuncian desde la Fundación Anar, de ayuda a niños y adolescentes en riesgo, algunos niños jamás lo cuentan, y los que lo hacen, pueden tardar hasta un año en denunciarlo.  Los profesores, por su parte, pueden padecer acoso escolar entre sus alumnos sin saberlo, porque este a menudo tiene lugar en “zonas calientes” y  menos supervisadas, como puedan ser los pasillos o incluso en autobús escolar.

 

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